“En mi paso por la escuela estudié historia en tres países diferentes. La historia que se enseña en cada país es muy distinta. Al principio, ingenuamente, traté de decirles a mis maestros que otros países tenían distintas versiones de la misma historia. Me ignoraron. Luego escribí un informe describiendo esas diferencias. Me reprimieron: “¡Esa no es la tarea!” y me bajaron la nota. Entonces, puse fin a ese trabajo comparativo. Decidí que la historia era “un punto de vista”, y no sólo de los hechos, variaba de país en país y de maestro en maestro.
Ese rudo aprendizaje, no fue tan malo. Mis padres después de divorciados seguían enojados el uno con el otro. Cada uno me contaba una historia diferente sobre el otro. Mis experiencias escolares me ayudaron a lidiar con los conflictos entre ellos. Empecé a ver lo que decían como historias contadas desde puntos de vista diferentes. ¡Así me liberé de esa odiosa situación en la cual los chicos son tironeados a elegir la versión que cada padre cuenta en contra del otro!”.
Jeannette Lofas. Presidente de la Stepfamily Foundation New York . USA
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