miércoles, 8 de junio de 2016

Familia ensamblada. Justificación de la denominación




Ensamble es una palabra proveniente de la ingeniería y alude al resultado de la unión, encaje, o más precisamente, al ensamble de piezas de distinto origen, cuyo resultado es una unidad nueva y diferente de aquellas que le dieron nacimiento, pero que a la vez, conserva en este proceso su forma anterior. Hay quienes prefieren asociar la palabra ensamble con una metáfora musical. Los ensambles son obras musicales escritas para un grupo de solistas, y aquí el término hace referencia tanto al conjunto musical, como al grado de coherencia en la ejecución de la obra.

Vemos que la denominación “familia ensamblada” -ya sea que se use la metáfora proveniente de la ingeniería o la metáfora musical- cumple con todas los requisitos señalados más arriba: es una unidad nueva (tiene una estructura y funcionamiento propio) y diferente de aquellas que le dieron origen (están precedida por la muerte de un progenitor o el divorcio entre ambos progenitores acaecido en una familia anterior) y a la vez conserva vínculos de parentesco establecidos previamente (parento-filiales, lazo de coparentalidad que une a los progenitores, y lazos con otros parientes: hermanos, abuelos, etc.).

Debido a estas características es que se recomienda su uso por encima de la denominación “re-constituida”, que además de la connotación peyorativa que posee el prefijo “re”, alude a algo que se re-compuso luego de haber sido destruido, muy distante de lo que constituye la familia ensamblada: una organización social con identidad propia.

La palabra “afín” usada en la terminología jurídica argentina: “padre afín”, “madre afín”, “hermanos afines” para designar al padrastro, madrastra y hermanastro respectivamente, tienen la ventaja de obviar el sufijo “astra/o"” de connotación despectiva en cualquier palabra en la que entre en su composición, como por Ej., sucede cuando se sustituye la palabra “cama” por “camastro”.

La palabra “familia enlazada” usada en Cataluña, cumple con iguales condiciones que “ensamblada” al aludir a las lazadas que se entrelazan en un tejido obteniendo una pieza de tejido diferente a la lana que le dio origen, a la vez que guarda sus características.

La denominación que se adjudica a una familia no es un tema menor debido a que, además de otorgarle una identidad, incide profundamente en la auto-valoración de los miembros que la integran, especialmente en los niños y adolescentes. Tampoco, lo es la posibilidad de nombrar en forma directa el vínculo familiar que une a sus integrantes. El posesivo “mi” designa a quienes pertenecen a la familia y los diferencia de quienes no pertenecen: “mi familia”, “mi tío”, “mi hermano”, “mi prima”, “mi abuela”, etc., son algunos ejemplos de pertenencia. Tercerizar el vínculo a través de otra persona como por Ej., “el esposo de mi mamá” o “la  esposa de mi papá”, al eludir el lazo directo con el nuevo miembro pone en tela de juicio, su verdadera pertenencia a la familia.

Investigaciones fidedignas señalan que otorgarle a la familia ensamblada identidad propia y nominar directamente los vínculos entre sus miembros acelera el proceso de integración familiar permitiéndoles alcanzar más rápidamente y con menos esfuerzo la estabilidad.

Dra. Dora Davison