En una entrada anterior hablamos de los sentimientos de los chicos cuando el papá se vuelve a casar, ahora vamos a hablar sobre lo que les sucede cuando la mamá se vuelve a casar.
Los chicos pueden creer que su mamá los dejó de querer: “si nos ama como dice, ¿para qué se quiere casar?” se preguntan. Generalmente, ponen a prueba su amor y la observan para comprobar cuán unida sigue a ellos. Como en el caso de la madrastra ven el padrastro un intruso que pone en peligro la seguridad establecida en el hogar mono-parental. Tienen desconfianza y miedo a que dañe a la mamá o a ellos.
En términos generales:
1) La nueva unión pone fin a la esperanza de que su papá y su mamá vuelvan a vivir juntos.
2) Pueden sentirse enojados, deprimidos. Dudan sobre si podrán adaptarse a la nueva familia.
3) Se preguntan si se reducirá o suspenderá el tiempo que pasan con el papá. Es importante decirles que el padrastro no pretende sustituir al papá.
4) Pueden exhibir deliberadamente conductas que requieren más atención o que provoquen el alejamiento del padrastro, tales como: portarse mal, ponerse violentos, manipuladores o despectivos. Necesitan que la mamá les asegure que el nuevo matrimonio no cambió su amor por ellos.
5) A menudo se ven envueltos en un “conflicto de lealtades”. Pueden sentir que si aceptan y quieren al padrastro, traicionan al papá, quién se enojará con ellos; pero si no lo aceptan, será la mamá quien se enojará con ellos. Para superar este dilema, necesitan que se les otorgue “permiso” para amar libremente.
6) A veces, se sienten diferentes a los demás chicos: creen que la suya no es “una verdadera familia”. En estas circunstancias sienten vergüenza y tienen baja autoestima. Necesitan que se les hable de su nueva familia, de sus nuevos lazos: qué significa ser hijastro, hermanastro, medio hermano, padrastro o madrastra.
7) Los adolescentes se sienten perturbados ante la nueva vida sexual de su mamá. Al menos al comienzo, es conveniente que la nueva pareja sea discreta y evite las expresiones excesivas de afecto en presencia de los chicos.
8) Al igual que cuando es el papá quien se vuelve a casar, los adolescentes que han actuado como apoyo para la familia durante la separación, pueden sentirse desplazados por el padrastro. Necesitan que la madre converse con ellos sobre los cambios para que vean el mayor tiempo disponible como una buena oportunidad para ellos.
9) También, es aconsejable que la madre pase algunos momentos a solas con sus hijos para que sientan que no la perdieron “del todo” y se adapten mejor a la familia ensamblada.
Para lograr un espacio confortable en la familia ensamblada el padrastro necesitará paciencia, no apresurarse en asumir el rol disciplinario y contar con el apoyo de su esposa para desarrollar - “paso a paso” - el vínculo con los chicos.
Dora Davison
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