Es indudable que cuando los padres permanecen juntos, a la vez que comparten valores e intereses, tienen mayores oportunidades de reforzar mutuamente sus métodos de crianza y esto beneficia a los chicos. Los hijos, a su vez, tienen más posibilidades recibir la atención de ambos padres, en términos una mayor dedicación en tiempo, recursos afectivos y materiales. Pero, decir que los niños en general están mejor en esta situación, no significa concluir que invariablemente las familias nucleares son siempre mejores o que los niños no puedan desarrollarse plenamente en las familias del divorcio.
La mayoría de los divorcios están precedidos por meses o años de disputas, ofensas, desamor, peleas, desilusiones y frustraciones. El perjuicio infligido sobre el desarrollo evolutivo de los hijos, parece estar en relación con el manejo del conflicto previo a la separación (si se los involucra o no), el ejercicio de la parentalidad conjunta (coparentalidad) y los efectos del deterioro económico y del estilo de vida que por lo general trae aparejado.
Los síntomas graves y duraderos en los hijos se encuadran dentro de lo que se conoce como “divorcio destructivo” y tienen en común, con mayor o menor grado de virulencia, la pérdida de la “cooparentalidad”, esto es: los padres dejan de criar conjuntamente a sus hijos y cada uno ejerce la parentalidad por su lado, prescindiendo del otro. Los niños atrapados entre criterios de crianza muchas veces opuestos y un clima altamente hostil dónde un padre denigra y descalifica al otro, desarrollan síntomas y padecen las consecuencias de este tipo de divorcio.
ALGUNAS CONSIDERACIONES PARA LOS PADRES:
- "Un buen divorcio es preferible a un mal matrimonio". los niños en familias intactas con altos niveles de conflicto sufren más que los niños de familias divorciadas en las cuales no hay demasiado conflicto.
- La opción de disolver la familia nuclear es preferible a que los niños vivan en un clima de hostilidad permanente, falta de respeto, falta de amor…
- El divorcio en sí mismo, no afecta necesariamente a los niños de forma negativa cuando los padres deponen las armas para preservar a sus hijos.
- Durante el divorcio se suceden muchos cambios, entonces para disminuir la ansiedad e incertidumbre que esto produce en los niños es importante mantenerlos informados acerca de: con qué padre van a vivir; con que frecuencia verán al progenitor no conviviente; si habrá cambios de vivienda, de barrio, de escuela, etc.
- Asegurarles que seguirán siendo amados y cuidados por ambos padres
- A los más chiquitos asegurarles que el divorcio no es por su culpa.
- Evitar peleas en presencia de los niños, no descalificarse ni denigrarse mutuamente.
Los ex-esposos son “socios” en la crianza de sus hijos. Deben aprender a comunicarse respecto a todo lo que concierne a sus hijos, independientemente de los problemas entre ellos. Un buen punto de partida es plantearse cómo quieren que sean cuando lleguen a adultos y trabajar para lograrlo.
Criar niños conjuntamente con quien ha sido el /la causante de la propia desdicha es una tarea ardua y difícil, de ahí que sea necesario esforzarse para anteponer el bienestar de los hijos al dolor y a la rabia. Muchos padres necesitan la ayuda de un experto para transitar con éxito el proceso de divorcio.
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