Ensamble es una palabra proveniente
de la ingeniería y alude al resultado de la unión, encaje, o más precisamente,
al ensamble de piezas de distinto
origen, cuyo resultado es una unidad nueva y diferente de aquellas que le
dieron nacimiento, pero que a la vez, conserva en este proceso su forma
anterior. Hay quienes prefieren asociar la palabra ensamble con una metáfora musical. Los ensambles son obras
musicales escritas para un grupo de solistas, y aquí el término hace referencia
tanto al conjunto musical, como al grado de coherencia en la ejecución de la
obra.
Vemos que la denominación “familia ensamblada” -ya sea que
se use la metáfora proveniente de la ingeniería o la metáfora musical- cumple
con todas los requisitos señalados más arriba: es una unidad nueva (tiene una
estructura y funcionamiento propio) y diferente de aquellas que le dieron
origen (están precedida por la muerte de un progenitor o el divorcio entre
ambos progenitores acaecido en una familia anterior) y a la vez conserva
vínculos de parentesco establecidos previamente (parento-filiales, lazo de
coparentalidad que une a los progenitores, y lazos con otros parientes: hermanos,
abuelos, etc.).
Debido a estas características es que se recomienda su uso
por encima de la denominación “re-constituida”, que además de la connotación
peyorativa que posee el prefijo “re”, alude a algo que se re-compuso luego de
haber sido destruido, muy distante de lo que constituye la familia ensamblada:
una organización social con identidad propia.
La palabra “afín” usada en la terminología jurídica
argentina: “padre afín”, “madre afín”, “hermanos afines” para designar al
padrastro, madrastra y hermanastro respectivamente, tienen la ventaja de obviar
el sufijo “astra/o"” de connotación despectiva en cualquier palabra en la que
entre en su composición, como por Ej., sucede cuando se sustituye la palabra
“cama” por “camastro”.
La palabra “familia enlazada” usada en Cataluña, cumple con
iguales condiciones que “ensamblada” al aludir a las lazadas que se entrelazan
en un tejido obteniendo una pieza de tejido diferente a la lana que le dio
origen, a la vez que guarda sus características.
La denominación que se adjudica a una familia no es un tema
menor debido a que, además de otorgarle una identidad, incide profundamente en
la auto-valoración de los miembros que la integran, especialmente en los niños y
adolescentes. Tampoco, lo es la posibilidad de nombrar en forma directa el
vínculo familiar que une a sus integrantes. El posesivo “mi” designa a quienes
pertenecen a la familia y los diferencia de quienes no pertenecen: “mi
familia”, “mi tío”, “mi hermano”, “mi prima”, “mi abuela”, etc., son algunos
ejemplos de pertenencia. Tercerizar el vínculo a través de otra persona como
por Ej., “el esposo de mi mamá” o “la
esposa de mi papá”, al eludir el lazo directo con el nuevo miembro pone
en tela de juicio, su verdadera pertenencia a la familia.
Investigaciones fidedignas señalan que otorgarle a la
familia ensamblada identidad propia y nominar directamente los vínculos entre
sus miembros acelera el proceso de integración familiar permitiéndoles alcanzar
más rápidamente y con menos esfuerzo la estabilidad.
Dra. Dora Davison